
Un día en Barranco: calor, frío y un tomate rojo
Nada más llegar a la playa aparecieron: pequeños brownies. Eran rápidos, silenciosos y en todas partes. En poco tiempo nos pusieron sillas, pusieron sombrillas y colocaron una cómoda colchoneta para mamá y Ana. Papá los miró impresionado.
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