Un viaje por el corazón de Colombia: De Bogotá a Villa de Leyva - Parte 5
Cuando partimos de Bogotá hacia Villa de Leyva el 24 de enero, no teníamos idea de las aventuras que nos esperaban. Era una mañana soleada cuando salimos a explorar el corazón de Colombia. Acompañados de los padres de Laura y con la anticipación de nuevos descubrimientos, partimos preparados para lo que nos deparara el camino.
Nuestra primera parada fue en un pintoresco lago, cuyas tranquilas aguas proporcionaban el lugar perfecto para hacer una pausa y disfrutar de la belleza de la naturaleza. El agua clara reflejaba el cielo azul mientras paseábamos por la orilla y quedamos cautivados por la paz y la serenidad del lugar.
Continuamos hasta el puente histórico, el "Puente de Boyacá", donde se proclamó la independencia de Colombia en 1819. Un lugar de gran importancia histórica que nos recordó la valentía y el coraje necesarios para conquistar la libertad. Nos quedamos allí, abrumados por la historia que contenían estas piedras antiguas, y sentimos una profunda conexión con las personas que habían estado en este lugar antes que nosotros.
Mientras el sol se hundía lentamente en el horizonte, finalmente llegamos a Villa de Leyva. La encantadora ciudad nos recibió con los brazos abiertos e inmediatamente sentimos el ambiente relajado que impregnaba las calles adoquinadas. Nuestra cena en un bar en la azotea de la Plaza Mayor nos brindó vistas impresionantes de la ciudad y el campo circundante mientras probábamos delicias locales y compartíamos nuestras experiencias del día.
A la mañana siguiente salimos a explorar los famosos Pozos Azules. Las piscinas azules eran una vista verdaderamente mágica, su azul profundo brillaba a la luz del sol y nos cautivaba. Disfrutamos paseando por los senderos y contemplando la belleza de la naturaleza antes de regresar a Villa de Leyva.
El pueblo en sí resultó ser una verdadera joya. Fue fantástico explorar las calles antiguas, bordeadas de edificios históricos y plazas pintorescas. Paseamos por las callejuelas, probamos delicias locales como la famosa tarta Milhoja y disfrutamos del ambiente relajado que se respiraba en todas partes. Pero a medida que avanzaba el día, sentimos que el calor del día se convertía lentamente en un agradable frescor y el pueblo despertaba a una nueva vida.
De regreso a Bogotá, nuestra ruta nos llevó por la entusiasta región ciclista de carreras de Boyacá. Pasamos por el encantador pueblo de Ráquira, conocido por su cerámica, y nos detuvimos en Chiquinquirá para admirar la imponente catedral. Fue un viaje lleno de momentos inolvidables y descubrimientos fascinantes que nos permitieron vislumbrar la diversidad y belleza de Colombia.
Cuando finalmente llegamos a Bogotá, nos llenamos de gratitud por las experiencias que habíamos tenido y los recuerdos que nos llevaríamos a casa. Este viaje por el corazón de Colombia no sólo nos ofreció belleza escénica y lugares históricos, sino que también nos brindó una visión profunda de la cultura y el estilo de vida de este fascinante país. Fue una experiencia que recordaríamos para siempre y que nos animó a seguir explorando nuevos lugares y descubriendo el mundo con los ojos abiertos y el corazón abierto.
Imágenes (c) de Noah H. Textos (c) de Noah H.
Dejar un comentario