Faltaban dos hermanas. Los otros hermanos no querían empezar sin esto. Al menos nadie podría decirme cuándo aparecerían las princesas. O de nuevo sólo entendí la mitad.
Después de terminar mi trabajo, me senté en mi silla sintiéndome exhausto. No podía tocar la cerveza. Con las últimas fuerzas solo presenté mis respetos por la actuación del tío José.