
La Unión BAP en SAIL 2025 – Perú enarbola su bandera en el corazón de Bremerhaven
Bremerhaven, 14 de agosto de 2025.
Incluso días antes de que aparecieran las primeras velas en el horizonte, una emoción especial se cernía sobre la ciudad. Los hoteles estaban llenos, las calles adornadas con banderas, carteles y barreras. Cada cinco años, SAIL Bremerhaven transforma la ciudad del Bajo Weser en un centro neurálgico de la actividad marítima. En esta ocasión se anunciaron más de 250 barcos, y con ellos, cientos de miles de visitantes de Alemania y del extranjero.
Cualquiera que venga a SAIL por primera vez espera ruido, multitudes y espectáculo. Y sí, algo de eso hay. Pero en medio de todo, se encuentran momentos más tranquilos, más claros, más impresionantes. Ese fue el caso cuando el BAP Unión arribó al puerto el 13 de agosto.
Entrar con dignidad
Al mediodía, los barcos remontaron el Weser en una larga fila. Sonaba música, sonaban las sirenas y los espectadores aplaudían en la orilla. Algunos barcos llegaron con su propio espectáculo: velas desplegadas, banderas ondeando en cubierta, tripulaciones saludando. Pero cuando apareció el Unión, el ambiente cambió.
Un casco blanco, de casi 116 metros de eslora, cuatro mástiles esbeltos, la proa dorada con la figura inca. La tripulación, de pie en cubierta, con uniforme de gala, impasible, disciplinada. Sin gestos exagerados, sin ruido. Y eso fue precisamente lo que fascinó a la multitud. La gente guardó silencio por un momento, miró hacia la jarcia, y entonces estallaron los aplausos. Aplausos que parecían más reverenciales que alegres.
Estaba claro que este barco no era solo un participante. Era una declaración.

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Un lugar que encaja
En el Nuevo Puerto de Bremerhaven, el Unión tenía una de las mejores ubicaciones. Justo en el paseo marítimo, cerca de los flujos de visitantes, con vistas panorámicas del agua y la ciudad. Cualquiera que hiciera un recorrido por Harbor Worlds inevitablemente pasaba por allí.
Y así, el primer día, se congregaron multitudes. Selfies frente a la proa, niños a hombros de sus padres, visitantes mayores con binoculares. Muchos desconocían que Perú tuviera un barco de este tamaño. Ahora estaba allí, en medio de Alemania, y todos podían verlo.
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A bordo: líneas claras, tonos tranquilos
Quien subía por la pasarela no entraba en un museo ni en una feria. Era evidente de inmediato: se trataba de un buque de guerra. La cubierta estaba impecablemente pulida, las piezas de latón relucían y el orden era evidente.
La tripulación recibió a los visitantes de forma amable pero discreta. Quienes tenían preguntas recibieron respuestas. Quienes simplemente querían curiosear podían hacerlo con tranquilidad. Sin aglomeraciones ni entretenimiento. Solo auténtica marinería y disciplina.
“Casa Perú” – presencia sin kitsch
Naturalmente, la Unión aprovechó la oportunidad para mostrar un trocito de su tierra natal. A bordo, había un puesto, sencillo pero eficaz. Había tejidos, joyería y cerámica . Nada de artículos de plástico ni recuerdos extravagantes. En cambio, artesanías genuinas, cuidadosamente seleccionadas.
Muchos visitantes iniciaron conversaciones y formularon preguntas sobre patrones y símbolos. No parecía un puesto de ventas, sino más bien un pequeño espacio de embajadores. Esto marcó la diferencia: el objetivo no era conseguir ventas rápidas, sino hacer visible y tangible algo del Perú.
La VELA – un mar de naciones
SAIL era un auténtico festival folclórico. A lo largo de los muelles, un puesto tras otro se alineaba en el paseo marítimo: sándwiches de pescado, puestos de cerveza, artesanía, música. Por la tarde, artistas callejeros abarrotaban a la multitud, niños sostenían algodón de azúcar, parejas paseaban de la mano. Banderas de todo el mundo ondeaban por todas partes, y los mástiles se elevaban hasta el cielo por doquier.
Al anochecer, el paisaje se transformó. Los focos iluminaron los barcos, la música se escuchaba desde los escenarios y los fuegos artificiales estallaban en el cielo. Pero incluso entonces, el Unión seguía siendo diferente. Mientras algunos barcos irradiaban un ambiente festivo, este permanecía tranquilo, iluminado y digno. Los transeúntes se detuvieron de nuevo. Muchos tomaron fotos, otros simplemente se detuvieron un momento.
Impresiones que perduran
Fueron pequeñas escenas las que dieron forma al cuadro:
- Un niño que se quedó mirando hacia arriba durante varios minutos y en un momento dijo: “Ninguna casa es tan alta”.
- Un viejo marinero que murmuraba en voz baja: “Esto es navegar”.
- Grupos de jóvenes que al principio estaban interesados en hacerse selfies y que luego se quedaron más tiempo del esperado.
El Unión logró algo que no muchos barcos consiguen: despertó curiosidad, pero también tuvo un impacto duradero.
Datos técnicos clave: vistos con seriedad
característica | Información |
nombre | Unión BAP |
nación | Perú |
tipo | Barca de cuatro mástiles (buque escuela de vela) |
longitud | 115,75 metros |
Ancho | 13,5 metros |
Profundidad | 6,5 metros |
Tiempo de construcción | 2012–2015 |
Puesta en servicio | 2016 |
Puerto base | Callao |
multitud | hasta 250 personas |
Característica especial | El buque escuela de vela más grande de América Latina |
Asunto | Buque escuela y embajador flotante |
Un barco que se queda
Al desaparecer el sol tras los tejados de Bremerhaven esa tarde, el Unión aún brillaba en el puerto. Sus mástiles trazaban líneas en el cielo, su casco se reflejaba en el agua. La gente pasaba en tropel, muchos deteniéndose a echar un vistazo, algunos regresando por segunda o tercera vez.

SAIL es un festival lleno de impresiones, música, fuegos artificiales y bullicio. Pero la Unión permanece en nuestra memoria porque no necesitó nada de eso. Demostró presencia con serenidad, impacto con aplomo y fuerza con dignidad.
Perú, con su BAP Unión, no sólo participó, sino que se aseguró un lugar en la memoria de esta VELA.
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